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El estilo de vida es un concepto sociológico y sicológico que representa un perfil de pensamiento y acción de un individuo o de un conjunto de individuos, definido por la combinación de rasgos de la personalidad, valores, actitudes, intereses, opiniones, comportamientos y prácticas sociales. De manera concisa el estilo de vida puede definirse como «el conjunto de las pautas de conducta y hábitos cotidianos de una persona, o más simplemente, su forma de vivir» (Henderson, Hall y Lipton, 1980).[1]​ Desde 1986, la Organización Mundial de la Salud (OMS) define y difunde la relación entre los estilos de vida y la salud.[2]

Origen del concepto

El concepto tiene dos raíces históricas principales. Por una parte, la sicológica, visión elaborada por el médico austriaco Alfred Adler en su obra The Case of Miss R. (1929)[3]​, que lo define como el principio unificador que organiza en el individuo la dirección de la acción, las metas, las tendencias y las aspiraciones en un modelo único. La otra visión, de carácter sociológico, debida principalmente a Thorstein Veblen y a Max Weber, se refiere al estilo de vida como un perfil de pensamiento y de acción adoptado por sectores sociales a partir de sus propias condiciones materiales de vida, ingresos y posición en el proceso de producción, con el fin de desarrollar y ganar una específica consideración social.[1][4]​ El estilo de vida no se refiere tanto al sentido de una particular cosmovisión ni abarca la totalidad de la ideología de un sujeto ─aunque a veces sea esa la significación que se le otorga a la expresión (cuando se extiende a la totalidad de la cultura y el arte)─,[5]​ sino que se relaciona con su identidad, idiosincrasia y carácternacional, regional, generacional, de clase, subcultural, etc.— y sus comportamientos, ámbitos y hábitos, como su trabajo, ocio, sexo, alimentación, ropa, entre otros.[6]​ La segmentación de la población en categorías según determinados estilos de vida permite la creación de tipologías o «subculturas» a las que los individuos pueden adscribirse en mayor o menor medida.[7]

Historia de los estudios sobre los estilos de vida

El concepto se fue afianzando hacia 1928. Las generaciones anteriores pudieron no haberlo necesitado por no ser significativo para las sociedades de otras épocas, relativamente más homogéneas. Alvin Toffler predijo una explosión de los estilos de vida (denominados "subculturas") debido al incremento de la diversidad de las sociedades postindustriales.[8]Jeremy Rifkin describe el estilo de vida y la vida cotidiana en Europa y los Estados Unidos; en las épocas históricas, en las actuales y en la llegada de la era global, después del individualismo y el comunitarismo.[9]​ El estructuralismo genético de Pierre Bourdieu centra su teoría sociológica en el concepto de habitus[10]​, entendido como esquemas de obrar, pensar y sentir que asocian la posición social, el origen y la trayectoria social a un determinado estilo de vida, como algo interiorizado, estructurado por las condiciones sociales que la producen, dando un paso más allá del simple hábito.[11]

Salud

La comida rápida, un ejemplo (sociológico) de estilo de vida poco saludable basado en el American way of life y generalizado en el planeta con la globalización.

La epidemiología concibe el estilo de vida como el conjunto de comportamientos o actitudes que desarrollan las personas que, a veces son saludables y otras veces no. En los países desarrollados, los estilos de vida poco saludables causan numerosas enfermedades, sobre todo crónicas.[1][2]​ El consumo de las llamadas comida basura[12]​, comida rápida y el sedentarismo se consideran hábitos poco saludables del actual estilo de vida.[13]​ Entre los factores relevantes que propician enfermedades se encuentran:

En los países desarrollados existe la paradoja de que la mayoría de las enfermedades son producidas por los estilos de vida de su población y, sin embargo, los recursos sanitarios se desvían hacia el propio sistema social (Sistemas de asistencia sanitaria) para intentar curar estas enfermedades, en lugar de destinar más recursos económicos en la promoción de la salud y prevención de las enfermedades.[2]

Véase también

Referencias

  1. a b c Rodríguez Marín, Jesús (1992). «Estilos de vida y salud». Journal of empirical research in Psychology (Univ. Alicante, Dep. Psicología de la Salud) 3 (3): 233-237. ISSN 1130-5274. Consultado el 29 de abril de 2024. 
  2. a b c Al-Maskari, Fatma. «Enfermedades relacionadas con el estilo de vida : Una carga económica para los servicios de salud». Crónica ONU. Naciones Unidas. Consultado el 3 de mayo de 2024. «La combinación de cuatro factores de un estilo de vida saludable-- mantener un peso saludable, hacer ejercicio regularmente, seguir una dieta saludable y no fumar --parece estar asociada a una reducción de hasta un 80% en el riesgo de desarrollar las enfermedades crónicas más comunes y mortíferas.» 
  3. Douglas, Harper (2024). «Lifestyle». Etymonline (en inglés). Consultado el 29 de abril de 2024. «Originally a specific term used by Austrian psychologist Alfred Adler for "a person's basic character as established early in childhood;" broader sense "way or style of living" is by 1961.» 
  4. Kahle, Lynn R.; Valette-Florence, Pierre (2015) [2012]. «1». Marketplace Lifestyles in an Age of Social Media : Theory and Methods [Estilos de vida del mercado en la era de las redes sociales: teoría y métodos] (en inglés). Routledge. p. 4. ISBN 9781317465119. OCLC 1082196577. 
  5. Johan Huizinga, El otoño de la Edad Media: Estudios sobre la forma de la vida y del espíritu durante los siglos XIV y XV en Francia y en los Países Bajos
  6. Puerta-Cortés, Diana Ximena; González-Santos, Jeni Marcela (19 de diciembre de 2019). «Caracterización del estilo de vida saludable en una muestra de habitantes de las zonas rurales del Tolima». Indagare (7). ISSN 2357-5042. doi:10.35707/indagare/701. Consultado el 31 de julio de 2020. 
  7. González Moro, Valentín (1/9/1988). La segmentación de la cultura cotidiana. Desde la sociología cualitativa a la cuantitativa mediante los estilos de vida (PDF). Bilbao: Universidad de Deusto. Facultad de CC.PP. y Sociología. p. 277. Consultado el 30 de abril de 2024. 
  8. Toffler, Alvin (1993). La tercera ola. Plaza & Janés. ISBN 978-8401459306. 
  9. Rifkin, Jeremy (2004). El sueño europeo: Cómo la visión europea del futuro está eclipsando el sueño americano. ‎ Ediciones Paidós. ISBN 978-8449316159. 
  10. Capdevielle, Julieta (2011). «El concepto de habitus: conm Bordieu y contra Bordieu». Anduli. Revista Andaluza de Ciencias Sociales (Universidad de Córdoba) (10): 32-44. ISSN 1696-0270. Consultado el 4 de mayo de 2024. 
  11. Martínez García, J. S. (30 de septiembre de 2017). «El habitus. Una revisión analítica». Revista Internacional de Sociología (La Laguna) 75 (3): 1-14. Consultado el 4 de mayo de 2024. 
  12. Pinedo, Carolina (16 de febrero de 2024). «Estrategias para combatir el exceso de comida basura desde casa: ni prohibir ni vincularla a una recompensa». El País. Consultado el 4 de mayo de 2024. «“El aumento del riesgo de sobrepeso y obesidad se identifica como el principal problema asociado con el consumo frecuente de fast food, pero también aumenta el riesgo de padecer enfermedades como la hipertensión arterial o la diabetes”». 
  13. La Vanguardia (13 de junio de 2018). «La comida basura y poco ejercicio avanzan el deterioro de salud del cerebro». Consultado el 4 de mayo de 2024. «La gente se está consumiendo el cerebro con esta dieta realmente mala de comida rápida y casi nada de ejercicio». 
  14. Organización Mundial de la Salud (2020). Directrices de la OMS sobre actividad física y hábitos sedentarios. OMS. pp. 1-17. ISBN 978-92-4-001481-7. Consultado el 4 de mayo de 2024. «La actividad física regular es un importante factor de protección para la prevención y el tratamiento de enfermedades no transmisibles (ENT) como las enfermedades cardiovasculares, la diabetes de tipo 2 y varios tipos de cáncer.»