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Sala de cuidados intensivos después de una intervención para tratar un traumatismo, se observa el equipamiento altamente tecnificado que existe en los hospitales modernos.

Un traumatismo ("daño de los tejidos orgánicos o de los huesos producido por un golpe", etimológicamente)[1]​ es una situación en la que hay daño físico en el cuerpo. En medicina, sin embargo, se identifica por lo general como paciente traumatizado a alguien que ha sufrido heridas serias que ponen en riesgo su vida y que pueden provocar complicaciones secundarias tales como shock, paro respiratorio y muerte.[2]

El tratamiento de una lesión grave suele correr a cargo de un profesional sanitario y varía mucho en función de la naturaleza de la lesión. Las accidentes de tránsito son la causa más común de lesiones accidentales y muertes relacionadas con lesiones entre los seres humanos. Las lesiones son distintas de las afecciones crónicas, traumas psicológicos, infecciones o procedimientos médicos, aunque las lesiones pueden ser un factor que contribuya a cualquiera de ellos.

Traumatismo en los tejidos blandos

Se considera una herida la pérdida de continuidad de la piel o de las mucosas como consecuencia de un traumatismo, provocando la comunicación del interior del cuerpo con el exterior.

Las heridas se pueden clasificar según el agente que las provoca en incisas, punzantes, contusas, con pérdida de sustancia, por desgarro, en colgajo y especiales; y según el factor de gravedad por la profundidad, localización, extensión, sucias y/o con cuerpos extraños en su interior, con hemorragia y las no tratadas.

Traumatismos dentales

Son lesiones que se producen en los dientes, huesos y demás tejidos de sostén, como consecuencia de un impacto físico contra   los mismos;  la conservación de los tejidos dentarios constituye el objetivo primordial  en este caso. Una seria amenaza a este objetivo significa la frecuencia cada vez mayor de niños, adolescentes afectados que llega a constituir un problema estomatológico común que siempre debe ser considerado como una situación de urgencia a diagnosticar y tratar de inmediato, de forma rápida y certera por el odontólogo.[3]

Traumatismo en las extremidades

Como consecuencia de la aplicación de una fuerza sobre el esqueleto, de forma directa o indirecta, se puede producir una lesión en los sistemas óseo-articular o en el muscular. Un traumatismo en las extremidades pocas veces origina una situación de riesgo vital pero, dependiendo de su primer tratamiento, puede ocasionar discapacidades importantes. Para el diagnóstico hay que recurrir normalmente a radiografías, resonancia magnética nuclear, artroscopias y artrocentesis.

En las lesiones traumáticas de las extremidades podemos encontrar:

Esguinces

Separación momentánea de las superficies articulares que produce un estiramiento de los ligamentos (a veces ruptura) generalmente después de efectuar un movimiento forzado (torcedura) de la articulación en un sentido determinado.

A veces, este esguince, o la ruptura de un ligamento, puede arrancar un fragmento de hueso que solo se detectará radiológicamente; por eso es necesario llevar al accidentado a un centro sanitario.

Luxaciones

Lesión que involucra el cambio de posición de la articulación y la separación de sus huesos.

Fracturas

Pérdida de continuidad de un tejido óseo. Abarca desde una pequeña fisura hasta la rotura total del hueso con desplazamiento de los dos extremos de la fractura del hueso.

Traumatismo en el cráneo y cara

Los traumatismos en el cráneo y en la cara son especialmente importantes, ya que la intensidad del golpe puede afectar al sistema nervioso central (SNC), localizado dentro de la cavidad craneal. Así, después de un traumatismo craneal, nos podemos encontrar ante una herida simple de la cabeza o la cara, una fractura craneal, signos de afectación cerebral o varias de ellas conjuntamente.

El riesgo más importante es la afectación del sistema nervioso central, provocando una destrucción de las neuronas cerebrales con secuelas permanentes o que pueden causar la muerte del accidentado. Siempre que nos encontremos ante un traumatismo craneal debemos sospechar la posibilidad de una lesión en la columna vertebral.

En los traumatismos craneales podemos encontrar:

Heridas que afectan a la cabeza (craneales)

La piel de la cabeza es muy gruesa y se desplaza con cierta facilidad sobre la superficie del cráneo; esto provoca que, en caso de traumatismo, su desprendimiento sea fácil originando las llamadas heridas en escala.

La gran presencia de vasos sanguíneos en la zona hace que estas heridas sean muy sangrantes, y por ello habitualmente en el tratamiento de estas lesiones suele ser prioritaria la detención de la hemorragia.

Fracturas y contusiones del cráneo

Cuando se presenta una fractura del cráneo, lo más importante es la posible lesión del encéfalo. Si la fractura es abierta es fácilmente observable, porque puede llegar a verse el tejido nervioso.

Los traumatismos de la cara pueden tener importancia tanto si implican lesiones en la boca-nariz, por su implicación en la función respiratoria, como si implican a órganos propios de los sentidos (oído, vista, gusto, olfato).

Traumatismo en la columna vertebral

La columna vertebral como conjunto de huesos no presenta un riesgo por la fractura de una vértebra en sí misma, sino por la posible lesión que pueda producirse en la médula espinal.

La lesión medular implica siempre una lesión traumática en la estructura músculo esquelética, ósea y en los ligamentos.

Los traumatismos en la región cervical (cuello), con independencia de las lesiones óseas y medulares que puedan existir, pueden tener afectadas estructuras blandas, situadas en la parte anterior.

Traumatismo en el tórax

Traumatismos que producen lesiones en el tórax o en alguno de los órganos que contiene. Los traumatismos torácicos pueden comprometer tanto la vía aérea directamente, como las funciones cardíaca y respiratoria, y, por tanto, implican un riesgo vital para la víctima.

Según el mecanismo de producción, las lesiones pueden ser cerradas, en las que no existe alteración de la piel ni de la pared torácica, o lesiones abiertas, en las que la cavidad pleural está perforada, y esto comporta el colapso del pulmón y la pérdida de su capacidad con la consiguiente dificultad respiratoria..

Traumatismo en el abdomen

Cualquier alteración que se provoca en la cavidad abdominal a consecuencia de un impacto o agresión externa.

Los traumatismos abdominales pueden comprometer a diferentes órganos contenidos dentro del abdomen que forman parte del aparato digestivo, a gruesos vasos sanguíneos, al sistema urinario y al sistema endocrino.

Podemos encontrarnos ante lesiones cerradas, en las que no existe alteración de la piel ni de la pared abdominal, o ante lesiones abiertas, en las que la pared abdominal ha resultado rota o penetrada por un objeto.

Quemaduras

Quemaduras por su grado de gravedad.

Las quemaduras se producen por contacto con temperaturas extremas, sustancias químicas o radiaciones. Los efectos de las quemaduras varían en función de la profundidad y el tamaño. Las quemaduras superficiales o de primer grado sólo afectan a la epidermis, causando dolor durante un breve periodo de tiempo. Las quemaduras superficiales de espesor parcial provocan ampollas exudativas y requieren vendaje. Las quemaduras profundas de espesor parcial son secas y menos dolorosas debido a la abrasión de la piel y requieren cirugía. Las quemaduras de espesor total o de tercer grado afectan a toda la dermis y son susceptibles de infección. Las quemaduras de cuarto grado alcanzan tejidos profundos como músculos y huesos, provocando la pérdida de la zona afectada.[4]

Las quemaduras térmicas son el tipo más común de quemaduras, causadas por el contacto con calor excesivo, incluido el contacto con llamas, el contacto con superficies calientes o las quemaduras por escaldadura causadas por el contacto con agua caliente o vapor. La congelación es un tipo de quemadura causada por el contacto con el frío excesivo, causando lesiones celulares y daño tisular profundo a través de la cristalización del agua en el tejido. Las quemaduras por fricción son causadas por fricción con objetos externos, dando lugar a una quemadura y abrasión.[4]​ Las quemaduras por radiación son causadas por la exposición a radiación ionizante. La mayoría de las quemaduras por radiación son quemaduras solares causadas por radiación ultravioleta o alta exposición a radiación a través de tratamientos médicos como radiografía repetida o radioterapia.[5]

Las quemaduras eléctricas se producen por el contacto con electricidad cuando ésta penetra en el cuerpo y lo atraviesa. Suelen ser más profundas que otras quemaduras, ya que afectan a los tejidos inferiores a medida que la electricidad penetra en la piel, y el alcance total de las quemaduras eléctricas suele quedar oculto. También provocan una gran destrucción de tejido en los puntos de entrada y salida. Las lesiones eléctricas en el hogar suelen ser leves, mientras que los cables eléctricos de alta tensión causan graves lesiones eléctricas en el lugar de trabajo. [Los rayos también pueden causar lesiones eléctricas graves. Las lesiones eléctricas mortales suelen estar causadas por espasmos tetánicos que inducen paro respiratorio o interferencias con el corazón que provocan paro cardíaco.[6]

Las quemaduras químicas se producen por el contacto con sustancias corrosivas como ácidos o álcalis. Las quemaduras químicas son más raras que la mayoría de las demás quemaduras, aunque hay muchas sustancias químicas que pueden dañar los tejidos. Las lesiones más comunes relacionadas con sustancias químicas son las causadas por monóxido de carbono, amoníaco, cloro, ácido clorhídrico y ácido sulfúrico. Algunas armas químicas provocan quemaduras químicas, como las fósforo blanco. La mayoría de las quemaduras químicas se tratan con una amplia aplicación de agua para eliminar el contaminante químico, aunque algunos productos químicos que inducen quemaduras reaccionan con el agua para crear lesiones más graves.[7]​ La ingestión de sustancias corrosivas puede provocar quemaduras químicas en la laringe y el estómago.[8]

Aspectos sociales y psicológicos

Las lesiones suelen causar daños psicológicos además de físicos. Las lesiones traumáticas se asocian con trauma psicológico y angustia, y algunas víctimas de lesiones traumáticas mostrarán síntomas de trastorno de estrés postraumático durante y después de la recuperación de la lesión. Los síntomas específicos y sus desencadenantes varían en función de la naturaleza de la lesión. [9]​ La imagen corporal y la autoestima también pueden verse afectadas por las lesiones. Las lesiones que causan discapacidades permanentes, como las lesiones medulares, pueden tener efectos graves en la autoestima. [10][11]​ Las lesiones desfigurantes pueden afectar negativamente a la imagen corporal, lo que lleva a una menor calidad de vida. Las lesiones por quemaduras, en particular, pueden causar cambios drásticos en la apariencia de una persona que pueden afectar negativamente a la imagen corporal. [12][13][14]

Las lesiones graves también pueden causar daños sociales. Las lesiones desfigurantes también pueden dar lugar a estigma debido a las cicatrices u otros cambios en la apariencia.[15][16]​ Ciertas lesiones pueden requerir un cambio de ocupación o impedir el empleo por completo. Las actividades de ocio también se ven limitadas y, en particular, las actividades deportivas pueden resultar imposibles tras una lesión grave. En algunos casos, los efectos de las lesiones pueden tensar las relaciones personales, como los matrimonios.[17]​ Se ha descubierto que las variables psicológicas y sociales afectan a la probabilidad de lesiones entre los atletas. El aumento del estrés vital puede causar un aumento de la probabilidad de lesión atlética, mientras que el apoyo social puede disminuir la probabilidad de lesión. [18][19]​ El apoyo social también ayuda en el proceso de recuperación tras las lesiones deportivas. [20]

Véase también

Fuentes

Referencias

  1. Etimología de "traumatismo" en etimologias.dechile.net (Consultado lunes, 1 de agosto del 2022.)
  2. «Lesiones y heridas traumáticas | Irvine Injury Lawyers» (en inglés estadounidense). Consultado el 4 de octubre de 2016. 
  3. «"Comportamiento de los traumatismos dentarios "». www.cocmed.sld.cu. Consultado el 3 de marzo de 2016. 
  4. a b Jeschke, Marc G.; van Baar, Margriet E.; Choudhry, Mashkoor A.; Chung, Kevin K.; Gibran, Nicole S.; Logsetty, Sarvesh (13 de febrero de 2020). «Lesión por quemadura». Nature Reviews. Disease Primers 6 (1): 11. ISSN 2056-676X. PMC 7224101. PMID 32054846. doi:10.1038/s41572-020-0145-5. 
  5. Waghmare, Chaitali Manohar (2013). «Quemadura por radiación--del mecanismo al manejo». Burns: Journal of the International Society for Burn Injuries 39 (2): 212-219. ISSN 1879-1409. PMID 23092699. doi:10.1016/j.burns.2012.09.012. 
  6. Docking, P. (1999). «Lesiones por quemaduras eléctricas». Accident and Emergency Nursing 7 (2): 70-76. ISSN 0965-2302. PMID 10578716. doi:10.1016/s0965-2302(99)80024-1. 
  7. Friedstat, Jonathan; Brown, David A.; Levi, Benjamin (2017). «Lesiones químicas, eléctricas y por radiación». Clinics in Plastic Surgery 44 (3): 657-669. ISSN 1558-0504. PMC 5488710. PMID 28576255. doi:10.1016/j.cps.2017.02.021. 
  8. Chirica, Mircea; Bonavina, Luigi; Kelly, Michael D.; Sarfati, Emile; Cattan, Pierre (20 de mayo de 2017). «Ingesta de cáusticos». Lancet 389 (10083): 2041-2052. ISSN 1474-547X. PMID 28045663. S2CID 3070364. doi:10.1016/S0140-6736(16)30313-0. 
  9. Agarwal, Tulika Mehta; Muneer, Mohammed; Asim, Mohammad; Awad, Malaz; Afzal, Yousra; Al- Thani, Hassan; Alhassan, Ahmed; Mollazehi, Monira et al. (2020). «Trauma psicológico en diferentes mecanismos de lesión traumática: A hospital-based cross-sectional study». PLOS ONE 15 (11): e0242849. Bibcode:2020PLoSO..1542849A. ISSN 1932-6203. PMC 7703890. PMID 33253298. doi:10.1371/journal.pone.0242849. 
  10. Craig, A. R.; Hancock, K; Chang, E (1 de enero de 1994). «La influencia de la lesión medular en los estilos de afrontamiento y las autopercepciones dos años después de la lesión». Australian and New Zealand Journal of Psychiatry 28 (2): 307-312. ISSN 0004-8674. PMID 7993287. S2CID 21499697. doi:10.1080/00048679409075644. 
  11. Tzonichaki, Loanna; Kleftaras, George (2002). «Paraplejia por lesión medular: Self-Esteem, Loneliness, and Life Satisfaction». OTJR: Occupation, Participation and Health 22 (3): 96-103. ISSN 1539-4492. S2CID 145347578. doi:10.1177/153944920202200302. 
  12. Aacovou, I. (30 de junio de 2005). «El papel de la enfermera en la rehabilitación de pacientes con cambios radicales en la imagen corporal debido a lesiones por quemaduras». Annals of Burns and Fire Disasters 18 (2): 89-94. ISSN 1592-9558. PMC 3187980. PMID 21990985. 
  13. Fauerbach, James A.; Heinberg, Leslie J.; Lawrence, John W.; Munster, Andrew M.; Palombo, Debra A.; Richter, Daniel; Spence, Robert J.; Stevens, Sandra S.; Ware, Linda; Muehlberger, Thomas (2000). «Efecto de la insatisfacción temprana con la imagen corporal en el ajuste psicológico y físico posterior tras una lesión desfigurante». Psychosomatic Medicine (en inglés estadounidense) 62 (4): 576-582. ISSN 0033-3174. PMID 10949104. S2CID 12092222. doi:10.1097/00006842-200007000-00017. 
  14. Orr, D. A.; Reznikoff, M.; Smith, G. M. (1 de septiembre de 1989). «Imagen corporal, autoestima y depresión en adolescentes y adultos jóvenes lesionados por quemaduras». The Journal of Burn Care & Rehabilitation 10 (5): 454-461. ISSN 0273-8481. PMID 2793926. doi:10.1097/00004630-198909000-00016. 
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